martes, enero 20, 2009

COMPARTIR EL ALMA


La luz que había en el fondo de ella misma era tan completa, tan real en tanto Lilí lo recibía con más devoción, que volvió a introducir su miembro y ella lo recibió con lentitud, alzándose hacia él, cubriéndolo con su calidez hasta lo más profundo.

Tuvo que dejar de mirarla porque su unión en la parte inferior era tan exacta como en la parte superior. Porque su boca era deliciosa, un verdadero manjar exquisito, al igual que sus senos que también besaba mientras sus sexos se empataban en un movimiento despacioso, casi mínimo, porque no querían alejarse demasiado, ya que al hacerlo ocurría en ambos una sensación de placer intolerable, que los hundía en inmensas olas de luz.

Por último, hasta la luz empezó a desaparecer, a derretirse, pero la desintegración era simultánea y eso les confería otra existencia vacía y maravillosa a la vez, los envolvía en una sola, en una autónoma totalidad, pues les otorgaba el nexo más misterioso e insondable, más vivo y más gozoso que pueda existir; el de compartir el alma jubilosamente cada vez que estaban juntos.

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