domingo, abril 26, 2009

DISTANCIADOS POR LA INDIFERENCIA


El ruido que provocaba el ventilador del techo servía como sustituto del silencio abrumador. Lilí se limitaba a mirar hacia arriba e imaginaba que aparecía en el aire la prodigiosa imagen de Vladimir. Entonces un temblor le recorría todo el cuerpo hasta alojarse en su pecho finalmente.


Eran las seis de la madrugada. Afuera se alcanzaban a escuchar los primeros murmullos de la naciente mañana. Por su parte, Vladimir también se sentía vacío y destrozado. Parecía el fantasma de un hombre viejo postrado en una cama de maderas podridas y ya sólo tenía a su alcance el hecho de poder acariciarla desde el pensamiento.


Procurando no pensar en lo que sentía por dentro, Lilí se peinaba el cabello frente al espejo ovalado de su habitación con un gesto despectivo. Sin embargo, extrañaba volver a compartir con él la vida, incluyendo sus pequeños detalles, así como ser admirada con la prestancia con la cual Vladimir siempre la había tratado.


Repentinamente, encendió un cigarrillo y observó en su guardarropa el vestido que le había obsequiado para celebrar su aniversario. Su sonrisa desapareció y le costó trabajo mantener la mirada sin que sus ojos se volvieran llanto.


La verdad era que el panorama de su relación era un verdadero rompecabezas. En realidad, ninguno de los dos era culpable en lo absoluto, pero ahora se hallaban distanciados por la indiferencia que una vez más se había vuelto entre ellos el mayor de los obstáculos.


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