martes, agosto 12, 2008

LAS HOJAS DE LA LIBRETA ROJA


ME VOY DE TÍ/ PERO VUELVO A TUS BRAZOS / SIN REMEDIO…

ME ALEJO UN TANTO / PARA REGRESAR / CON MÁS PODER…

Era claro en algunos de sus versos, aunque a veces no formaran rimas, tan sólo un sentimiento que cada día se sentía más consolidado… Ese cariño no paraba de crecer, e incluso Vladimir, sin ser poeta, podía escribirle todas esas cartas que de cuando en cuando enviaba porque estaba convencido que no se debe dejar esperando a quien tanto se ama. Así era aquel instinto amoroso.


…Llegó a su vida cuando menos lo esperaba, Lilí lo quiso tal como era; sin preguntas, sin respuestas, sólo a través de un amor que surgió en los corazones y allí quiso quedarse.

Vladimir le escribía en las hojas de su libreta roja: "Y te lo digo amor mío… No quiero dejar de decir que te amo; me enamoras el alma, siendo tú misma, toda dulzura, eres mi luna que brilla cuando mis noches son muy oscuras, todos mis recuerdos dicen tu nombre, por eso amarte me es posible".

"Me haces sentir poeta porque de tanto leer poesia y cartas amorosas, nacen tantas letras para ti, llenas de esperanza e ilusión, porque deseo que tus ojos lean lo que mi voz no puede hablar por ahora. Mis manos se vuelven torpes y lentas a la hora de escribir, pero cuando quiero decirte cuanto significas para mí, entonces todo se vuelve rápido y paso de la pena a la alegría, porque sé que leerás esta carta que te estoy escribiendo hoy".

En esos días, a Vladimir le daban muchas ganas de escuchar aquellas canciones que siempre decía que eran suyas, al igual que de Lilí. Sí, ponía música y su mente volaba mientras dormitaba en sus sueños…

Entonces soñaba con sus besos, con sus caricias, esas que estaban pendientes en algún lugar del calendario, pero al que un día le quitarían los números hasta que quedaran sólo ellos, y por supuesto, su amor inagotable.

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