miércoles, febrero 28, 2007

UN SUEÑO GOZOSO Y EXTASIANTE


Fluía un aroma a incienso por el ambiente; las llamas de unas velas se agitaban por la brisa lunar filtrándose desde las ventanas. Vladimir se acercó por detrás, como a él tanto le gustaba, luego cerró los ojos y besó en el cuello a Lilí.

Inmediatamente la giró hacia sí mismo y contempló el iris de sus ojos, mientras sus manos se deslizaban por su rostro y descendían hasta buscar sus tímidos labios, besándose, primero con suavidad, más tarde con desenfreno. Cuando sus lenguas se encontraron, ya los invadía el deseo.

Él acarició sus senos con las dos manos, después les lamió la tersura mientras su rostro se hundía en ellos y las acaricias no cesaban. Lilí con la respiración acelerada dejó que sus manos lo buscaran, metió los dedos entre su cabello mientras lo acariciaba.


Vladimir rozó su ombligo y siguió mimándola por todo el cuerpo, buscando sus pródigas piernas; comprobando la fecunda humedad que la inundaba, mientras él y su lengua continuaban acariciándola con ternura, explorando todo su interior virtualmente, hasta hacerla perder el brújula, inventándola en el discurrir de los espasmos placenteros...


Lilí, después de recuperar el aliento, volvió a tomar su rostro entre las manos y lo besó dulcemente.


Cuando le sonrió, Vladimir sabía lo que ella quería decir con ese gesto y esa señal, muestra inequívoca de sus gustosas intenciones. Sin más, quedó rendido ante ella al momento de sentir su traviesa lengua recorriendo lánguidamente su cuello, hasta llegar a sus orejas; regresando a su pecho y saboreando cada centímetro de piel.


La vio acercarse a su ombligo, deslizando su lengua lentamente hasta hacerlo gemir de placer... recorriéndolo todo y mojándolo con sus candentes labios.


La respiración de Vladimir era estrepitosa, los gemidos se sucedían en un ritmo vertiginoso y después de algunos minutos que le parecieron eternos, llegó el éxtasis deseado, que recibió Lilí en sus adentros, sin separarse de él en ningún momento, acogiendo la totalidad de la explosión dentro de su boca.


Pasaron infinidad de minutos, no sabían cuántos con exactitud; Lilí recostada sobre el pecho de Vladimir, jugando con su cabello y él ciñéndola a su cariño.


Abrazados y con las manos enlazadas, muy cerca el uno del otro, se dijeron miles de secretos con la mirada extraviada; y con las contadas palabras que alcanzaban a pronunciar teniendo el pecho tan agitado, sus almas se sobreponían al destierro de los abrazos.


Así fue que sintieron renacer el deseo, mientras seguían hablando, sin parar de acariciarse y besarse. Cuando él la tomó en sus brazos, la besó intempestivamente y sus manos se aferraron a su cintura.


Así la penetró con tranquilidad, pero también con un deseo locuaz palpitándole debajo de las venas. Esa pasión de fuego ensanchada por la fuerza de Vladimir hizo que fuese Lilí quien perdiera el control y la calma.


Sus clamores revelaban a los cuatro vientos, el instante en que todo lo demás desaparece, gritando sus nombres sobre la faz del universo, con letras de anhelos.

Llegando juntos a ese paraíso, donde sólo ellos dos se entregaban al placer más supremo. Mientras la hacía suya, ella le clavaba las uñas en la espalda... y él, le dejaba una marca violácea en el cuello, que sería motivo, durante algunos días, de las miradas cómplices entre ambos.


Rendido en ese oasis, Vladimir alisó el cabello de Lilí, la besó en sus generosos labios, se abrazaron nuevamente y el sueño no tardó en llegarles; un sueño gozoso y extasiante que los instaló en la misma placidez del sosiego.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No seas cruel, ahora voy a tener poluciones nocturnas por varios dias, que sufrimiento !!! ya me estoy sientiendo acalorado...

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